Sí… Si es el aroma que me gusta, que efectivamente gozo y permito oler a los ojos, dejo leer a la mente y sentir al olfato para dar contigo… en la obscuridad de los recuerdos…para recordar a los tiempos con sus horas, sus rápidos vientos, con la gente, con los labios que hablan, con la voz que se ahoga, con las miradas, que chocan, que conversan y no necesitan abrir la boca, con el medido abrazo, con la caricia táctil de la pasión, con las nubes pasadas, con las tardes que tanto ame, con los trazos de conquista y las soledades acompañadas, con las manos que alejadas se daban, con la luna escondida, con el marzo mágico, con la extrañeza de que te extraño, con el cuento encantado, con la metáfora al lado, con el beso encarcelado, con la llave de una vida, con la espera conciente de un solo ser, con la creación desvelada, con la duda atada, con los celos, que tengo y que sabes que no voy a expresar, con la inconsciente mentira, con la felicidad derrumbada, con los recuerdos guardados y mi semblante cansado, te llamo en silencio, en la indiferencia que ejerces brutalmente, en esa indiferencia que se quedará.
Que mis pasos vayan junto a ti, aunque te hagas acompañar, que mi voz te distorsione aunque las otras voces te hagan no escuchar, que mi alma se borre y que te abraces a los demás aunque algún día me desaparezca...
Es hora de cambiar las letras de la redacción, que el escrito se humedezca, que caiga lluvia propia, por nada hay que preocupar, nada se mojará, la música llora para acompañarme, para que el día que no haya nubes… se abra mi miedo y se llenen de blancos los espacios azules, y después de varias horas, cuando ya este cansado, los grises se apropien del espacio y comiencen a mojar mi cuerpo abandonado, que se encharquen mis noches pasadas, que se rompan las mentiras y florezca la enloquecida vida, que se inunde el destino, que no haya camino para seguirlo, ¿Lo ves? Que no distingo el mar del cielo, que no haya paso para los demás, hincados enemigos, mi cuerpo se ve ahí, lo ven ahí, ahogado, anímicamente mojado, ¡y que ven!, si no han sentido el llover, se quedan ciegos y se van para tratar más tarde de retomar el camino, ¿y mis nubes?, siguen ahí, temblando de amor, apretando el dolor, exagerando el llanto, que lloren, lo necesitan…Sí… Si es el aroma que me gusta, que efectivamente gozo y que acostumbrare a mis ojos, a la mente y al olfato a buscar el aliento diario… que existan tus nubes al viento, y tu abrazo eterno para el que hoy no estaré, se reparta con mi ceguera, porque sé que tengo que aprender también. Que el trazo que estaré haciendo no te faltará, que el rezó diario no te faltará, porque las siete lunas de mis noches las cree para ti… para que te den la luz del alma… el alma que algún día te devolveré…
Que mis pasos vayan junto a ti, aunque te hagas acompañar, que mi voz te distorsione aunque las otras voces te hagan no escuchar, que mi alma se borre y que te abraces a los demás aunque algún día me desaparezca...
Es hora de cambiar las letras de la redacción, que el escrito se humedezca, que caiga lluvia propia, por nada hay que preocupar, nada se mojará, la música llora para acompañarme, para que el día que no haya nubes… se abra mi miedo y se llenen de blancos los espacios azules, y después de varias horas, cuando ya este cansado, los grises se apropien del espacio y comiencen a mojar mi cuerpo abandonado, que se encharquen mis noches pasadas, que se rompan las mentiras y florezca la enloquecida vida, que se inunde el destino, que no haya camino para seguirlo, ¿Lo ves? Que no distingo el mar del cielo, que no haya paso para los demás, hincados enemigos, mi cuerpo se ve ahí, lo ven ahí, ahogado, anímicamente mojado, ¡y que ven!, si no han sentido el llover, se quedan ciegos y se van para tratar más tarde de retomar el camino, ¿y mis nubes?, siguen ahí, temblando de amor, apretando el dolor, exagerando el llanto, que lloren, lo necesitan…Sí… Si es el aroma que me gusta, que efectivamente gozo y que acostumbrare a mis ojos, a la mente y al olfato a buscar el aliento diario… que existan tus nubes al viento, y tu abrazo eterno para el que hoy no estaré, se reparta con mi ceguera, porque sé que tengo que aprender también. Que el trazo que estaré haciendo no te faltará, que el rezó diario no te faltará, porque las siete lunas de mis noches las cree para ti… para que te den la luz del alma… el alma que algún día te devolveré…
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