Monday, June 05, 2006

San Saramago...


El Servicio

Todo empezó el día que en la Universidad nos comunicaron que había llegado la hora de cumplir con nuestro servicio social. La preocupación nos rondaba y era la primera vez que ibamos a dar la cara para pedir que nos dieran chance para realizar nuestro servicio en alguna de las instituciones que nos interesaran; cuando fuí a la SEMARNAT el nervio me consumía tanto, pero tanto, que mis lentes se empañaron, el director que me atendió sonrió y me dijo que no había chance alguno, mi segunda opción fue el MNFM osea el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, el señor encargado de ver lo de servicio social fue exageradamente amable y aceptó mi petición, luego comenté mi experiencia a un amigo el cual siguió mis pasos y empezamos el servicio en la primera semana de Enero del 2002…creo.

El Historiador, La Licenciada y el librero

El Historiador era una persona muy amable, no hubo día en el que mi amigo y yo no lo vieramos feliz, era atento hasta con las personas que no lo eran con el y cuando se sentaba a platicar un rato con nosotros nos abría los ojos de la mente y nos enseñaba a observar con su platica, era totalmente enriquecedor el mundo que nos contaba. La licenciada era la jefa del departamento de comunicación y eso la convertía en la encargada de nosotros, nos puso a leer el periódico diario, teníamos que sacar los datos más importantes sobre cultura, era bien buena onda, pero también era bien distraida, su risa nos daba risa, en fin era bien chida. El librero estaba a un lado del escritorio de la licenciada, se pasaba viéndonos leer el periódico, recortar las noticias, alabar a los moneros y otras cosas más, un día nos pusimos a revisar los libros que tenía la licenciada en el, yo me agarre “La piel del cielo” de Elena Poniatowska y gracias a eso, en una platica sobre libros, nos recomendó leer “Ensayo sobre la ceguera”, recuerdo que agarré un pedazo de papel y apunté el nombre mientras ella nos decía el resúmen del libro, después de oir atentos el relato breve del libro pensé en como ahorraría el dinero para comprarmelo….

El Viaje


Comenzó a caminar el tiempo, entre el servicio, la lectura de la piel del cielo, los trabajos y las clases llegamos a las vacaciones de semana santa, a mi pa´ se le ocurrio ir a visitar en la segunda semana de vacaciones a unos familiares en Poza Rica, estando allá nos fuimos a conocer el centro y durante el recorrido nos encontramos una carpa amarillenta la cual jugaba el papel de protector de libros, nos pusimos a revisar y a leer los títulos existentes, y en el momento menos pensado el título apareció frente a mis ojos “José Saramago, Ensayo sobre la ceguera, premio nobel de literatura 1998”, cuando mi pa´ vió mi cara de asombro, me dijo que si lo quería y no dude en afirmar mi decision, mi necesidad de llevarme ese libro en mis manos, y así fue, mi pa´ me compró mi libro.

Dios existe

Ya en el regreso del viaje, cuando íbamos rumbo a Zacatlán me propuse abrir mi libro cuando viajara hacia Puebla y así fue, era grato llenarse los ojos de letras, y era aún más grato, llenarse la mente con ese tipo de letras, leer cuidadosamente, pausar la lectura, levantar la mirada, reflexionar lo leído, estirar la sonrisa, pensaba de donde sacaba esa forma de escribir, quedé sorprendido de esa manera tan peculiar de amarrar la vista del lector a un libro, quedé amarrado a su forma de escribir, Saramago es mi novelista preferido desde aquel día, ahora estoy leyendo sus poemas, esta bien elevadote, pero aún así sigo subrayando las letras que me llenan, que me significan, sin duda Saramago está sentado a la derecha de Dios.

San Saramago 2:06

El pasado jueves, cuando salía ya del trabajo, me encontré con un Síntesis de bolsillo, lo empecé a hojear y descubrí con gran sorpresa la foto de José acompañada de un cabezal que decía así “Saramago desata polémica acerca de hábitos de lectura”, obviamente lo leí y quedé sorprendido otra vez, bella crítica hecha por el novelista, dura crítica del nobel de literatura, una vez más, admiré al escritor, de ahí que surgió éste relato, de ahí que lo admiro. Éstas son las palabras del nobel y con eso termino:

“Mal andan las cosas si resulta necesario estimular la lectura, porque nadie necesita estimular el futbol”
Saramago

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